Diario El Mercurio
Luis Hernán Paúl F. Director y Asesor de Empresas
Personalmente soy de los que piensan que el “compliance” es una labor de la mayor importancia para los directorios y por ende las empresas requieren armar una estructura y destinar recursos para desarrollar esta labor en forma responsable.
Sin embargo, me preocupa el hecho que veo que los directorios están dedicando actualmente prácticamente todo su tiempo a la vorágine de normas de “compliance” que han surgido en los últimos años. Lo delicado es que mientras tanto muchas industrias están enfrentando cambios significativos producto de la revolución tecnológica, lo cual hace necesario en las empresas poner especial atención en los cambios en curso en materia estratégica y tecnológica si quieren no sólo sobrevivir sino que también desarrollarse en el ambiente de cambios antes indicado,
Ahora, lo anterior creo que es una percepción bastante generalizada en los directorios de empresas en Chile. De hecho cuando se pregunta a los directorios cuales son los temas en que debiera estarse poner mayor atención, se mencionan aspectos como la estrategia, riesgos, talentos, velocidad de los cambios tecnológicos y la ciberseguridad, pero al mismo tiempo surge el planteamiento de que no están pudiendo dar el tiempo debido a los temas anteriores porque requieren dar prioridad a los cambios regulatorios, en especial en el último tiempo a como hacer frente a la nueva ley de delitos económicos y la Ley Karin.
Esta situación desgraciadamente se está dando no sólo en las empresas grandes sino que también en las medianas y pequeñas porque varias de las regulaciones que han surgido recientmente son aplicables a todo tipo de empresas.
Una forma práctica de hacer frente a esta vorágine regulatoria es llevar la parte de las labores de “compliance” que demandan más tiempo a un comité del directorio y dejar para los directorios la revisión y aprobación del trabajo preliminar desarrollado por este comité. Puede ser un comité ya existente al que se le amplíe el rol para incluir estos temas o bien un nuevo comité para este efecto.
Ahora, esta situación es relevante no sólo para el uso del tiempo de los directorios, sino que también de la administración, ya que el cumplimiento de las labores de “compliance” está requiriendo no sólo de que las empresas cuenten con una estructura y un equipo más numeroso de personas sino de que también que destinen mayores recursos al “compliance”.
Lo grave es que, en el extremo, podría darse la paradoja de que hayan empresas que logren cumplir con todas las normas pero terminen desapareciendo por no lograr reaccionar a tiempo y de forma adecuada a la dinámica competitiva en curso en sus industrias como consecuencia del tiempo y recursos asignados a la vorágine regulatoria vigente.
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